miércoles, 8 de septiembre de 2010

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Un análisis del poder



Por José Pablo Feinmann

El discurso que la presidenta CFK ofreció el 24 de agosto fue más allá de lo que han ido todos los discursos de los presidentes argentinos hasta la fecha. Nadie –ni siquiera el primer Perón o Evita– procedieron a una destotalización de la estructura del poder en la Argentina. Analíticamente, destotalizó, en primer término, la totalidad y luego la armó otra vez para exhibir su funcionamiento. ¿De qué estaba hablando la Presidenta? Del poder en las sombras, del poder detrás del trono, del verdadero poder. ¿Cuál es? Es el poder mediático. La filosofía occidental de los últimos 45 años se ha equivocado gravemente. Para salir de Marx y entrar en Heidegger (como crítico exquisito de la modernidad pero desde otro lado al de Marx) se vio obligada a eliminar al sujeto, tal como Heidegger lo había hecho con innegable brillo desde su texto La época de la imagen del mundo. También Michel Foucault dio por muerto al hombre. Barthes, al autor. Al estilo. Deleuze, desde Nietzsche, a la negatividad, o sea: al conflicto en la historia. Y la academia norteamericana sistematizó todo esto incorporando con fervor a los héroes de la French Theory. El fracaso es terrible y hasta patético. En tanto los posmodernos postulan la muerte de la totalidad, el Departamento de Estado postula la globalización. En tanto proponen la muerte del sujeto, el Imperio monta brillantemente al más poderoso sujeto de la filosofía y de la historia humana: el sujeto comunicacional. Y ésta –hace años que sostengo esta tesis que en Europa causa inesperado asombro cuando la desarrollo– es la revolución de nuestro tiempo. El sujeto comunicacional es un sujeto centrado y no descentrado, logocéntrico, fonocéntrico, ajeno a toda posible diseminación, informático, bélico, enmascarador, sometedor de conciencias, sujetador de sujetos, creador de realidades virtuales, creador de versiones interesadas de la realidad, de la agenda que determina lo que se habla en los países, capaz de voltear gobiernos, de encubrir guerras, de crear la realidad, esa realidad que ese sujeto quiere que sea, quiere que todos crean que es, que se sometan a ella, y, sometiéndose, se sometan a él, porque lo que crea el sujeto absoluto comunicacional es la verdad, una verdad en la que todos acabarán creyendo y que no es la verdad, sino la verdad que el poder absoluto comunicacional quiere que todos acepten. En suma, su verdad. Imponer su verdad como verdad para todos es el triunfo del sujeto comunicacional. Para eso debe formar los grupos, los monopolios. Debe apoderarse del mercado de la información para que sólo su voz sea la que se escuche. Para que sean sólo sus fieles periodistas los que hablen. Una vez que esto se logra el triunfo es seguro. El arma más poderosa de la supraposmodernidad del siglo XXI radica en el mayor posible dominio de los medios de información. Que ya no informan. Que transmiten a la población los intereses de las empresas que forman el monopolio. Intereses en los que todas coinciden. Asombrosamente ningún filósofo importante ha advertido esta revolución. Foucault se pasó la vida analizando el poder. Pero no el comunicacional. ¡Por supuesto! ¿Si había negado al sujeto cómo iba a analizar los esfuerzos del poder por constituirlo de acuerdo a sus intereses? Nadie vio –además, y se me antoja imperdonable– al nuevo y monstruoso sujeto que se había consolidado. Superior al sujeto absoluto de Hegel. Algo atisbó Cornelius Castoriadis. Pero poco. Relacionó las campañas electorales con las empresas que las financian. Pero –insisto–, aquí lo esencial es que el tema del sujeto ha vuelto a primer plano. Colonicemos al sujeto, hagámosle creer lo que nosotros creemos, y el poder será nuestro. El poder empieza por la conquista de la subjetividad. Empieza por la construcción de algo a lo que daré el nombre del sujeto-Otro.

Formulemos –como punto de partida de esta temática esencial– la obligada pregunta: ¿qué es el sujeto-Otro? Es lo Otro del sujeto. Escribo Otro con esa enorme O mayúscula para marcar la ajenidad que el Poder consigue instaurar entre el sujeto y lo Otro de sí. Heidegger transitó bien está temática. Lo que yo llamo sujeto-Otro es ese sujeto que –según Heidegger– ha caído “bajo el señorío de los otros” (Ser y Tiempo, parágrafo 27). He aquí un señalamiento brillante y preciso: el señorío de los otros. Heidegger amplía el concepto: quien cae bajo ese señorío (el de los Otros) “no es él mismo, los otros le han arrebatado el ser”. “El Poder, al someter mi subjetividad, elimina mis proyectos, mi futuro más propio, lo que hubiera querido hacer con mi vida. Mis posibilidades (...) son las del Otro, son las del Poder, las que me vienen de afuera. Ya no soy yo quien decide, soy decidido” (JPF, La historia desbocada, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2009, p. 128). Heidegger, sin embargo, se remite a la esfera ontológica: lo que se pierde es el ser. No creo que debamos poner el acento ahí: lo que se pierde es la subjetividad, la conciencia, la autonomía de pensar por nosotros mismos, pues pensamos lo que nos hacen pensar, decimos lo que nos hacen decir y nos convertimos en patéticos, bobos, manipulados defensores de causas ajenas. CFK manejó la temática con precisión y con una audacia que –yo, al menos, y ya tengo mis años viviendo siempre en este país– no le vi a ningún presidente. Cuando retoma la frase de tapa de Clarín y la da vuelta es donde revela qué es el Poder. Clarín titula: “El Gobierno avanza en Papel Prensa para controlar la palabra impresa”. Detrás de esta frase está toda la campaña “erosionante” (por utilizar un concepto del revolucionario popular agrario Buzzi, fiel a sus bases hasta la muerte, hasta matar a la FA sometiéndola a los intereses de la Sociedad Rural, manejada hoy por el “Tano” Biolcati, descendiente de la “chusma ultramarina” que Cané desdeñaba, y no por Martínez de Hoz o por el elegante señor Miguens) de la oposición. Es decir, el Gobierno es autoritario, enfermo de poder y siempre empeñado en silenciar a todos. CFK le da la razón a Clarín: “Clarín piensa que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa. Quiero en esto coincidir con Clarín. Claro, quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa. ¿Por qué? Porque Papel Prensa Sociedad Anónima es la única empresa que produce en el país pasta celulosa para fabricar papel de diario, fabrica el papel de diario, lo distribuye y lo comercializa en lo que se conoce en términos económicos y jurídicos como una empresa monopólica integrada verticalmente. ¿Por qué? Porque va desde la materia prima hasta el insumo básico, pero no solamente produce ese insumo básico sino que además determina a quién le vende, cuánto le vende y a qué precio le vende. Por eso coincido con Clarín en que quien controla Papel Prensa controla la palabra impresa en la República Argentina”.

El Poder –en cada país– tiene que formar monopolios para tener unidad de acción. No se tiene todo el poder si se tiene sólo Papel Prensa, que implica, es verdad, el control de la palabra impresa. Pero hay que tener otros controles. Sobre todo –hoy, en el siglo XXI, en esta supraposmodernidad manejada por la imagen– el poder de la imagen. Y el de la voz radial, siempre penetrante, omnipresente a lo largo de todo el día. Se trata de la metralla mediática. No debe cesar. ¿Por qué este Gobierno se complica en esta lucha con gigantes sagrados, intocables? O lo hace o perece en cualquier momento. Desde la campaña del señor Blumberg se advirtió que los medios podían armar una manifestación popular en pocas horas. Toda la gilastrada de Buenos Aires salió con su velita detrás del ingeniero que no era e impulsada por Hadad y la ideología-tacho que –en ese entonces– era una creación de Radio 10. La ideología-tacho es un invento puramente argentino. Como el colectivo, el dulce de leche y Maradona. Uno toma un taxi en cualquier parte del mundo y el taxista no lo agrede con sus opiniones políticas. Lo deja viajar tranquilo. Sigamos: la segunda, terrible señal de alarma fue durante las jornadas “destituyentes” y “erosionantes” del “campo”. Sin el apoyo inmoderado de “los medios” habría sido un problema menor. Pero la furia mediática llegó a sus puntos más estridentes. La “oposición” no es esa galería patética de ambiciosos, torpes e impresentables políticos que pelean mejor entre ellos que con sus adversarios. Son los medios. La derecha no tiene pensadores, tiene periodistas audaces, agresivos. Y la mentira o la deformación lisa y llana de toda noticia es su metodología.

El análisis de CFK fue excesivamente rico para una sola nota. Hasta aquí tenemos: Videla convocó a La Nación, Clarín y La Razón y les entregó Papel Prensa. Al ser el Estado desaparecedor socio de la sociedad que se formó, esos diarios no sólo apoyaron o colaboraron con un régimen abominable, fueron sus socios. ¿Para qué? CFK lo dice así: “Durante esos años se escuchaba mucho el tema defender nuestro estilo de vida. Nunca pude entender exactamente a qué se referían cuando se hablaba de defender nuestro estilo de vida. Yo no creo que la desaparición, la tortura, la censura, la falta de libertad, la supresión de la división de los poderes puedan haber formado en algún momento parte del estilo de vida de los argentinos”. Sí, en el momento en que se constituye Papel Prensa y Videla les pide a los grandes diarios que –ahora sí: a muerte– defiendan la lucha en que están empeñados, el estilo de vida argentino, para ser defendido, requería los horrores de la ESMA. Hay un libro de Miguel Angel Cárcano: El estilo de vida argentino. En sus páginas se traza una imagen idílica, campestre, cotidiana y señorial del general Roca. Ese es –para Cárcano– un héroe de nuestro estilo de vida. El de ellos, el de la oligarquía que hizo este país a sangre fuego y a sangre y fuego lo defendió siempre que se sintió atacada. Los herederos de Cárcano y Roca todavía lo defienden. Si se les deja el poder de “formar la opinión pública” como siempre lo hicieron volveremos al país que desean: el del neoliberalismo, el de los gloriosos noventa. Conservarán el poder. Al que CFK dibujó así: “Si hay un poder en la República Argentina, es un poder que está por sobre quien ejerce la Primera Magistratura, en este caso la Presidenta, también por sobre el Poder Legislativo y, mal que pese, también por sobre el Poder Judicial (...) es invisible a los ojos”. Es el poder que tan impecablemente definió un otrora misterioso personaje: “¿Presidente? Ese es un puesto menor”.


http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-152242-2010-08-30.html

lunes, 2 de agosto de 2010

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Duhalde en la Rural

Por José Pablo Feinmann

La vida (ha escrito Héctor Tizón) no se mide en años, sino en asombros. Dios nos conserve entonces a la Sociedad Rural y al señor Biolcati. Ayer nos han entregado asombros casi como para aspirar a la inmortalidad. El señor Biolcati le ha robado el discurso a la izquierda. Esa pregunta que tanto se ha formulado en relación con el kirchnerismo (¿hay algo a su izquierda?) ha perdido vigencia. Ha sido ampliamente respondida. Su formulación ha perdido sentido. A la izquierda del kirchnerismo está la Sociedad Rural. Ni el Proyecto Sur ni el PO. Sería difícil ver a sus representantes tan preocupados, casi en estado de lamento continuo, conteniendo lágrimas de dolor e indignación, como se lo vio al veterano trosco Hugo Biolcati en el atril de la Rural. Ahí pronunció un discurso bien escrito (vaya a saber qué pluma al servicio de la patria se encargó de esa tarea, pero si la patria, que es el campo, llama, hay que acudir) pero plagado de mentiras asombrosas. Son tan intensos los asombros que esas mentiras han despertado en nosotros que –como dijimos– si la vida se mide por ellos tenemos años por delante. Sé que todos vamos a andar escribiendo de esto. Pero hay que comprender: pocas veces se ofreció a la ciudadanía un dislate tan profundo. Primero) Mayo se hizo por y para el campo. No en vano Moreno escribió la Representación de los hacendados, esa apología del librecambio para posibilitar los negocios con Inglaterra. El “otro” Moreno –el que tanto entusiasma a los nacional populares– no existe para Biolcati. Además, cada día se prueba con más certidumbre que el Plan de Operaciones es apócrifo. ¿Qué queda, entonces, de la gesta de Mayo? El librecambio con Inglaterra. Segundo) El campo fue creciendo y muy pronto se vio que era la fuente principal de recursos que tenía el país. José Hernández (no citado por Biolcati) habrá de decirlo: “Vale tanto un vellón de oveja como una máquina fabricada en Liverpool” (cito de memoria). Se llega así al glorioso Primer Centenario. ¡Que se sigue honrando en la Sociedad Rural! Eramos el “granero del mundo”. El primer país exportador de América latina. Lugones escribía su Oda a los ganados y las mieses: “Allá la vaca fértil como el campo/ su sustancia elabora/ en el músculo, en la ubre y en la pella,/ con una grave plenitud geórgica/ Si anda, parece que en su marcha pende/ el talego del rico, si reposa/ su aspecto familiar de cofre tosco/ es la seguridad del pobre./ La honda paz de los campos en su ser vegeta” (Ver: Odas seculares). Así, Biolcati fija el momento esencial de la grandeza argentina en el primer centenario. Ese centenario que fue la fiesta de ellos. La fiesta ajena. La fiesta de la oligarquía y la celebración de la inextinguible riqueza del campo, del granero del mundo. Pero luego el país empieza a extraviarse. Uno cree que Biolcati va a empezar a ladrar contra el peronismo, según es habitual. ¡Pero no! ¿Cómo va a hacerlo si ahí, a pocos metros está sentado don Eduardo Duhalde? Don Eduardo y su Chiche: ahí están. En la fiesta de la Sociedad Rural, entidad que tan bien se llevó siempre con el peronismo. (Y todavía mejor con el gaucho Menem, que les dio todo lo que le pidieron y más.)

Que esté Duhalde es serio. Que esté Macri no importa. Que esté la trajinada Mesa de Enlace tampoco. Al señor Buzzi –uno conjetura– en cualquier momento sus bases se lo comen, cansadas de ir detrás de los proyectos de los poderosos, cansadas –como dice un amigo que suele utilizar un lenguaje algo directo, que desapruebo– de ser usadas “de forros” por los grandes terratenientes. Pero está Duhalde. Sigamos –por ahora– con Biolcati. Lo que dice a continuación es tan asombroso que tal vez nos conceda la eternidad de tanto que lo es. Porque si la vida se mide en asombros, el que Biolcati nos dio cuando dijo que la culpa de la desgracia argentina la tenían los golpes de Estado que habían derrocado a gobiernos constitucionales fue la joya de la jornada. ¿En serio, señor Biolcati? ¿Fueron los golpes militares los que arruinaron la prosperidad y el crecimiento argentinos? Pero si todos esos golpes contaron no sólo con el apoyo de la Sociedad Rural, sino que algunos se planearon bajo el calor de sus lujosas residencias. Caramba, ¿hasta dónde es posible mentir? Este es un tema teórico: ¿cómo es posible mentir hasta un límite ya lindante con el delirio? ¿Cómo alguien puede decir tan abiertamente algo totalmente contrario a la facticidad de la historia, fácilmente refutable con cualquier diario de cualquier época cercana a un golpe de Estado? ¿Con qué se cuenta para algo así? ¿Con la mala memoria de la gente? ¿Con su estupidez? ¿Con sus intereses? ¿Con su mezquindad? ¿Con la certeza de que la mentira no importa en la política si sirve para acumular poder? “Mil repeticiones hacen una verdad.” “Mientan, siempre algo queda.” Es posible. ¿Pero tanto? ¿A quién le habla Biolcati? ¿A qué idiotaje insalvable cree que se dirige? Ni Morales Solá le va a creer algo así. Pero eso no importa. No tiene que creerlo. Tiene que confirmarlo. Lo que crea es secundario. Lo que importa es que hoy diga que es verdad. Dentro de todo, en algún punto hasta es tranquilizante que Biolcati afirme eso. Reniega de los golpes de Estado. Los está descartando para el presente. No olvidemos que con Grondona –en televisión– planeaban un golpe a cara descubierta y entre risitas cómplices. Estos muchachos.

Pero la cumbre de la impostura, de la impúdica patraña, llegó con la preocupación –acaso conmovedora por lo que conlleva de autocrítica, ¿o no?– por los pobres. La Sociedad Rural ha incurrido en la “opción por los pobres” tal como algunos maltratados representantes del sacerdocio católico. Biolcati habló del hambre, de la pobreza, de la exclusión. Notable: ellos fueron los que crearon el hambre durante la fiesta de los noventa. Ellos y los altos financistas y ese imperdonable Partido Justicialista y ese sindicalismo de traidores a sus bases que se hincaron ante Menem, que se vendieron, que dijeron sí a todo. Biolcati, con la convicción de un sindicalista combativo, denunció el hambre que arrasa el país. Se puso a la izquierda de todo y de todos. Quienes quieren ocupar esa franja deberán denunciar esta impostura. Hay que decirlo claro: quienes crearon a los hambrientos por su sed infinita de ganancias no tienen derecho a hablar del hambre.

Pero ahí estaba Duhalde. También Macri, pero no importa. Es un perdedor. También De Narváez, pero no importa: es un ET. Pero Duhalde sí, él importa. Es en el peronismo donde las batallas se van a librar. Nadie puede gobernar (hoy, todavía al menos) este país sin el apoyo del aparato peronista. Duhalde controla una buena parte. ¿Quién es Duhalde? Es un político que fue al acto de la Sociedad Rural. Alguien que sorprendió a todos hablando amablemente de los militares desaparecedores y pidiendo se les conceda la libertad. O que cesen los juicios. Alguien que presentó el libro de Alberto “Tata” Yofre (el último: el que festeja la represión clandestina que Perón ejerció sobre la Tendencia durante su oscuro y, en efecto, clandestino tercer gobierno). Yofre es, también, ese autor que lee Alfredo Astiz, que se presenta con su libro en las audiencias y lo pone a la vista de todos: “Señores, yo leo esto”. Acaso Duhalde lo ponga de ministro del Interior o le restituya el puesto de jefe de la SIDE que tuvo con Menem. Esto es más posible. En suma, toda la llamada “oposición” tiene su verdadera fuerza, no en los medios, no en la Sociedad Rural, no en esos patéticos políticos que ponen la cara por ella, sino en el aparatismo duhaldista, parte importante del aparatismo peronista. La otra parte del aparato la tiene Néstor Kirchner, que es un tigre para dar esas batallas. En suma, las elecciones de 2011 (al margen de las caras visibles que se presenten como “candidatos”) deberán elegir entre Kirchner o Duhalde. Biolcati y la Sociedad Rural –ayer– eligieron a Duhalde. Un peronista. El ex vicepresidente de Carlos Saúl Menem. ¿Esperarán otra fructífera década neoliberal como la que disfrutaron con el riojano en los noventa?

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-150522-2010-08-01.html

jueves, 15 de julio de 2010

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FAMILIA


El cura Nicolás Alessio viajó a Buenos Aires para asistir al debate en el Senado. El religioso será llevado a juicio canónico por el arzobispo de Córdoba, quien lo acusa de estar a favor del matrimonio igualitario y, en consecuencia, de atentar contra la familia. Alessio se presentó anoche en Duro de domar, acompañado por su hermana Angela, que es lesbiana, está en pareja y tuvo un hijo por inseminación. Hacerle caso al obispo sería ir contra su familia.

viernes, 11 de junio de 2010

HOLANDA DEL 74


"Dios prefiere al hombre que elige hacer el mal, antes que al hombre que es obligado a hacer el bien."

domingo, 9 de mayo de 2010

MATE



AJEDREZ Y JUEGOS DE AZAR

"Suelen caer en ese vicio aquellas personas que sin una base de educación intelectual se encuentran con dinero. No saben qué hacer, la lectura les fastidia, el arte está para ellos cerrado, y el único modo que tienen de no aburrirse es jugar. Puede asegurarse que dónde el juego hace estragos la cultura es superficial y más de apariencia que de fondo. Las emociones del juego llenan un vacío espiritual que no se llena con emociones de arte, de ciencia o de una actividad útil y culta. Cuando se reúnen personas de cultura, de ingenio, de ilustración y sobre todo de espíritu, conversan, cambian ideas e impresiones, no cartas de la baraja. Los tontos, dice Schopenhauer, no teniendo ideas que cambiar, inventaron unos cartoncitos con figuras y los cambian."

UNAMUNO



lunes, 19 de abril de 2010

SNOBS EN LA NIEBLA

"Surge una nueva forma de gorilismo en la era de los K"

El escritor opina que la clase media odia al Gobierno de modo irracional e indiscriminado


Laura Di Marco
Para LA NACION

"Ha surgido un nuevo gorilismo en la era de los K, que consiste en rechazar todo lo que hace este gobierno por considerarlo contaminado y sospechoso. Se trata de un odio irracional, que no se toma el trabajo de analizar cada medida en particular ni de comparar honestamente a esta administración con las anteriores", dice el escritor Guillermo Martínez, uno de los narradores argentinos más traducidos en el mundo. Martínez, que además de escritor es matemático, considera a los Kirchner "la máxima izquierda que puede tolerar la sociedad argentina", aunque aclara que no se siente kirchnerista.

"Como hombre con militancia en la izquierda, reconozco que este gobierno hizo muchas de las cosas que haría un gobierno socialista, pero las alianzas que tuvo que trabar para poder sostenerse en el poder me parecen repudiables y hacen que yo no pueda sentir identificación", explica.

Hace casi un año, uno de sus relatos, "Infierno grande", fue publicado en la prestigiosa revista estadounidense The New Yorker. Martínez se convirtió, así, en el segundo autor nacional, después de Jorge Luis Borges, en lograr ese privilegio.

Se crió políticamente en el PC, más precisamente en la Federación Juvenil Comunista, y en los años 80, tuvo militancia gremial y política. "Cuando hacía política buscaba cambiar el mundo, pero no logré cambiar ni al consorcio donde vivía", ironiza.

Martínez afirma que los ciudadanos comunes tienen la tendencia a creer en las teorías del complot, porque ese mecanismo contribuye a elevarles la autoestima. Dice: "La gente tiende a descreer de las explicaciones más sencillas y lógicas y, en cambio, cree con facilidad en historias de poderes ocultos que conspiran para producirlos. Esa creencia genera la sensación de que uno es un iluminado y no un ingenuo, como todos los que «compran» la versión oficial. Por eso digo que es un mecanismo que está al servicio de elevar la autoestima. Aunque, ojo, a veces los paranoicos tienen razón. Es obvio que las logias existen, pero de ahí a suponer que todo lo publicado es falso hay un trecho largo".

-¿Será por eso que tienen tanto éxito los libros de historia que supuestamente muestran la trama oculta de las versiones políticamente correctas?

-Por supuesto que sí. A la gente le encanta cuando le cuentan que el hombre, en verdad, no llegó a la Luna, o que las Torres Gemelas en realidad cayeron por un autoatentado perpetrado por el FBI.

-¿El momento actual hace que se interese más o menos por la política?

-La política me interesó siempre. Como socialista, observé el surgimiento de este gobierno con escepticismo, pero poco después me sorprendió empezar a tener cierta esperanza. Por ejemplo, cuando se reabrieron los juicios a los militares, que ya nadie pedía; cuando tranquilizaron el desborde social sin matar a nadie y, sobre todo, cuando rompieron el discurso único en el manejo de la economía y dejamos de tener un monitoreo constante sobre nuestros asuntos.

-¿Por qué cree que existe tanto rechazo hacia el kirchnerismo, sobre todo en la clase media?

-Porque la clase media argentina -a diferencia de las clases medias en otros países donde he vivido, como Gran Bretaña o Estados Unidos- es muy ostentosa y sólo se solidariza con las clases más bajas cuando le va mal. ¿Te acordás cuando, en 2001, golpeaban cacerolas? Entonces, en el declive, es cuando la clase media está de acuerdo con un gobierno que impulsa el aumento de los impuestos o el blanqueo de la empleada doméstica. Pero esa alianza se rompe cuando las franjas medias empiezan a mejorar y entonces ya no están tan de acuerdo con los impuestos, porque tocan su bolsillo. Ese fenómeno encarna el nuevo gorilismo que vemos hoy.

-¿En qué consistiría ese neogorilismo del que habla?

-Es un odio irracional a cualquier cosa que haga este gobierno, sin tomarse el trabajo de pensar honestamente si la medida es buena o mala para ellos. O de comparar esas medidas con las administraciones anteriores, que no fueron mejores. Los brotes de felicidad que produjo la enfermedad de Kirchner fueron otro indicador. Lo más elocuente de este gorilismo es que cuando la clase media comienza a mejorar también empieza a mimetizarse con los valores de la clase alta.

-Pero ¿no es este gobierno el que basa su modelo en el aumento del consumo y mide sus logros en función de la cantidad de autos o de electrodomésticos vendidos?

-Sí, claro. Pero habría que recalcar que existe otro sector de la clase media que se enrola en la educación, en los deportes o en las ciencias, que está más volcado a la cultura y que no necesita consumir tanto. Por otra parte, el Gobierno también debería tomar en cuenta los consumos culturales para medir logros, en lugar de deprimirse porque no rompimos un récord de venta de autos. Es curioso observar lo que sucede con los autos y el tránsito en la Argentina, porque son reveladores de nuestra cultura política. Estar al volante es administrar un pequeño poder, que pone a prueba la autolimitación. Y por la forma en que se maneja, es obvio que eso no ocurre. Cómo manejan resume quiénes son los argentinos.

-¿Y la autolimitación no implica, también, renunciar a comprar dos millones de dólares cuando se tiene información privilegiada, precisamente por estar en el poder?

-Desde luego. Por eso siempre creí que haber nombrado la Corte que tenemos fue un momento de iluminación, en el que sí hubo una autolimitación. Fue un milagro.

-Usted señala los vicios de la clase media, pero el escaso apego de los Kirchner a la autolimitación, o sus alianzas dudosas, también socavaron sus lazos con las clases medias urbanas.

-El problema es muy difícil desde la ética política. Es probable que, para poder sostenerse en el poder en la Argentina un gobierno necesite hacer cosas repudiables: aliarse con intendentes impresentables, sindicalistas que chantajean, capitalistas amigos o con ciertos medios que ahora son enemigos, pero que antes eran amigos...

-Usted dice que los K son la máxima izquierda tolerable en la Argentina. ¿Y a Pino Solanas dónde lo ubica, entonces?

-Pino no podría hacer nada. No tendría la fuerza para barrer con viejas estructuras, ni tampoco para enfrentar factores de poder.

-¿Y Pepe Mujica no le gusta?

-Creo que a los gobernantes hay que juzgarlos por sus actos de gobierno. Y no me dio la sensación de que el Frente Amplio pueda considerarse de izquierda, ni tampoco Lula.

GUILLERMO MARTINEZ
Escritor y matemático

Edad: 47 años. Nació en Bahía Blanca, en 1962.

Doctor: en Ciencias Matemáticas. Vivió dos años en Oxford, Gran Bretaña, con una beca del Conicet.

Exito: su novela Crímenes imperceptibles fue llevada al cine por Alex de la Iglesia.

Premios: en 1982, ganó el Certamen Nacional de Cuentos Roberto Arlt, con La jungla sin bestias. En 1989, ganó el premio del Fondo Nacional de las Artes.

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1253982




Igual Escude, no me simpatizas

viernes, 9 de abril de 2010

GARZON

Por Eduardo Galeano

El juez Baltasar Garzón se sienta ahora en el banquillo de los acusados. El ha amenazado la impunidad de los ladrones de los fondos públicos y ha perturbado la paz de los ladrones de la memoria colectiva.

El Tribunal Supremo, cumbre del sistema judicial español, no disimula su decisión de condenarlo. De los quince miembros de este tribunal, diez han llegado a sus cargos jurando fidelidad al Generalísimo Franco. Y no lo olvidan, para que no se diga que ellos niegan el derecho de recordar.

¿Hasta cuándo la Justicia seguirá persiguiendo a los justos? ¿Hasta cuándo la Justicia seguirá siendo injusta?

Héctor Tizón, que mucho sabe de historia y de Justicia, suele advertir que la Justicia condenó a Sócrates y a Jesús, que fueron los dos hombres más justos de toda la historia de la humanidad.

miércoles, 24 de marzo de 2010

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UN BANCO QUE DA BUENOS DIVIDENDOS

Gracias al trabajo del Banco Nacional de Datos Genéticos, decenas de nietos apropiados pudieron recuperar su identidad. La lucha de Abuelas permitió un importante avance en la genética mundial.

Más allá de las marchas y de los homenajes, ellas siguen buscando. Mientras nosotros trabajamos o miramos televisión, ellas siguen buscando. Desde 1977 las Abuelas de Plaza de Mayo no se han detenido un solo instante en la búsqueda de sus nietos ni en las formas y procedimientos para mejorar la posibilidad de poder identificarlos. Para que los 500 chicos a los que les arrebataron su identidad sepan quienes son. En estos 33 años encontraron a cien. La mayoría en los últimos años. Porque al principio todo era más difícil. Por aquellos años dictatoriales debían superar mil obstáculos. Desde el miedo y la indiferencia hasta la imposibilidad científica de identificar a sus nietos. Entonces no podían buscar a los niños nacidos en cautiverio. Con los pocos datos con los que contaban publicaban fotos en las paredes de los barrios donde sospechaban que estaba el chico. O caminaban por las calles mirando las caritas de los niños que podrían haber nacido cerca de 1976. A veces alguien les comentaba que una pareja de militares que no podían tener hijos aparecían con un bebé. Y ellas enviaban a estudiar el caso. Pero muchas veces, al encontrarlos, no había forma de probar a qué familia pertenecían.

Una mañana de 1979, Estela Barnes de Carlotto estaba en su casa de La Plata leyendo un artículo del diario El Día que decía que un hombre que negaba su paternidad era sometido a un examen de sangre comparativo con su presunto hijo. “Leí ‘sangre’ y ahí me iluminé. ¿Servirá la sangre de los abuelos?, me pregunté”, recuerda Carlotto. Con el recorte en la mano, Abuelas comenzó a plantearles su inquietud a varios médicos amigos. Las respuestas no eran alentadoras. Nunca se había hecho algo así. Entre 1981 y 1982 recorrieron el mundo: Inglaterra, Francia, Italia, España, Suecia, entre otros países.

Nadie encontraba una solución al dilema. En noviembre de ese año viajaron a Washington para asistir a la asamblea anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), de la OEA. Allí, Isabel, la hija del fundador del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), Emilio Mignone, les recomendó visitar a un genetista argentino en Nueva York que podría ayudar a dilucidar el interrogante. Las Abuelas se reunieron con el doctor Víctor Penchaszadeh, quien las contactó con el Blood Center y con su director, el prestigioso hematólogo Fred Allen, quien quedó impactado con la tragedia de las Abuelas y prometió estudiar el caso. Al día siguiente volvieron a Washington para reunirse con los especialistas del programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (Aaas, según sus siglas en inglés). Enseguida se sumó Mary-Claire King, quien trabajaba en California estudiando la variación genética a nivel poblacional. Todos se pusieron a trabajar para encontrar una respuesta que permitiera hallar la abuelidad de los nietos secuestrados.

En octubre de 1983, el médico chileno Cristián Orrego (que trabajaba en el National Institute of Health) les comunicó que el tema había sido incluido en el Simposio Anual de la Aaas y que contaban con que las Abuelas expusieran su caso. Los científicos no podían entender que en la Argentina sucedieran esas cosas: “¿Abuelas buscando a sus nietos? ¿Cómo es eso?”, preguntaban. Durante el simposio, los principales genetistas del mundo empezaron a debatir una posibilidad concreta para saber los lazos de parentesco a través de distintos tipos de marcadores genéticos. Los antígenos de histocompatibilidad (HLA, según sus siglas en inglés) son moléculas proteicas que se encuentran en las membranas de todas las células y que se encargan de diferenciar lo propio de lo ajeno. Esas proteínas las produce el ADN. Todavía se estaba lejos de analizar el ADN pero ahora se podía establecer parentesco por las proteínas que produce. “Como era imposible llevar todas las muestras al exterior porque se necesitaban realizar con sangre fresca, teníamos que ver cómo hacíamos para traer los reactivos a nuestro país y empezar a tener un laboratorio de confianza para hacer acá los estudios”, aclara Carlotto.

El primer caso
Apenas comenzada la etapa democrática, el gobierno de Raúl Alfonsín creó la Conadep (Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas, que ya entonces registró la apropiación de 145 chicos) e invitó a un grupo de científicos a venir a la Argentina para estudiar la posibilidad de abrir un laboratorio. Entre los científicos estaban Mary-Claire King y Clyde Snow.

El médico René Favaloro, integrante de la Conadep, sugirió que el laboratorio de los doctores Emilio Haas y Luis Verruno era ideal para hacer los análisis de histocompatibilidad en nuestro país. Pero las Abuelas descubrieron que Verruno trabajaba en el Hospital Militar y no aceptaron la recomendación de Favaloro, que entonces renunció a la Conadep.

La búsqueda del laboratorio era complicada. Pero un día las Abuelas se encontraron con el secretario de Salud de la intendencia, Teodoro Puga, quien les recomendó utilizar el Servicio de Inmunología del hospital Durand, que contaba con todos los avances tecnológicos necesarios para realizar los exámenes de histocompatibilidad y con personal capacitado. El laboratorio comenzó a funcionar en la planta baja del hospital. Se hizo un análisis de prueba entre una nieta y sus abuelos biológicos para comprobar su eficacia. La compatibilidad fue de 99,99 por ciento. El proyecto estaba en marcha.

El primer día hábil de la democracia, el 11 de diciembre de 1983, las Abuelas interpusieron una denuncia para saber si una chiquita apropiada por un policía era en realidad Paula Eva Logares. El Juzgado Federal N° 1 autorizó tomar muestras de sangre a la niña para comparar con los Logares-Grinspon. Sus apropiadores, los Lavallén, aseguraban que Paula era su hija biológica. El juez les dio a ellos también la posibilidad de demostrarlo a través del HLA. Lavallén se negó alegando violación a su intimidad. Entonces el juez aceptó la evidencia de que Paula formaba parte de la familia Logares-Grinspon, cuyo análisis ya había dado positivo. Fue la primera vez que la ciencia se puso al servicio de los niños apropiados por la dictadura militar. Esto determinó que el doctor Puga estableciera que la doctora Ana María Di Lonardo y su equipo en el hospital Durand fueran los encargados de analizar este tipo de casos. Y además Abuelas formó su primer equipo de genética encabezado por el doctor Jorge Berra, el estudiante Morris Tidball Binz y Diana Grinspon. Además, el “abuelo” Abel Madariaga se sumó al equipo encargado de completar las bases de datos de niños apropiados y de las muestras de todos los familiares. Danielle Mitterrand, esposa del presidente francés, donó la primera computadora XT que tuvo el equipo.

El 20 de febrero de 1986, el presidente Alfonsín recibió a las Abuelas, quienes le solicitaron, entre otras medidas, la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos que seguiría trabajando en el Hospital Carlos G. Durand. Alfonsín accedió, y en mayo de 1987 se convirtió en la ley 23.511 que recién se reglamentaría el 24 de mayo de 1989. El Bndg quedó a cargo de la Municipalidad de Buenos Aires, que ponía los servicios del hospital y del gobierno nacional que ponía los fondos.

“Los científicos reconocen que gracias al trabajo y la tozudez de las Abuelas creció la genética en el mundo”, afirma con orgullo Carlotto.

ADN
Mientras avanzaba el repudio a los genocidas, mientras la lucha de las Madres y Abuelas llegaba al reconocimiento internacional, también la ciencia daba pasos agigantados en el estudio del ADN, la molécula hereditaria que se transmite de padres a hijos por generaciones. Sus unidades de información se llaman genes y el 99 por ciento se encuentra en los cromosomas, en el núcleo de las células. Así surgió el análisis de compatibilidad por ADN nuclear. Sin embargo, hay dos excepciones a esta regla. Una de ellas es la herencia del ADN mitocondrial en el que el ciento por ciento de las células proviene de la madre y es una copia casi exacta de la abuela materna. Pero también, todos los hombres de una familia comparten el cromosoma y así surgieron las tres vías para determinar el parentesco por ADN.

Y con ello la posibilidad de establecer el rasgo de parentesco con una muestra bucal, un pinchacito en un dedo, una ropa interior usada o hasta con un pelo (aunque en este último caso las posibilidades de sacar ADN se reducen a un 30 por ciento). Los chicos, ya hombres adultos, comenzaron a acercarse por su cuenta a la sede de Abuelas y también a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) creada en 1992. “La creación de la Conadi fue importante porque aquellos que no querían venir a Abuelas por alguna cuestión ideológica vieron en el organismo estatal otra posibilidad de ir en busca de su identidad. En Abuelas estamos buscando a 240 chicos y en la Conadi a otros 130. Además hay que sumarles a aquellos cuyas familias no sabían que sus hijos desaparecidos estaban esperando familia. Por eso calculamos que estamos buscando a 500 niños apropiados. Nosotros hicimos una estadística hace unos años que establecía que de cada 240 personas que vienen, uno es un nieto apropiado. Por eso, gracias al trabajo de Abuelas y del Bndg ayudamos a que 160 chicos adoptados pudieran encontrar a sus familias biológicas y que en muchos casos se trataba de tráfico de niños”, explica Carlotto.

Ante semejante avance de la ciencia, la ley 23.511, que sólo hablaba de exámenes de HLA quedó obsoleta. “Los abogados de los represores aprovechaban esta situación para negarse a someterse al examen de ADN”, explica Alan Iud, jefe del equipo de legales de Abuelas. Durante la visita, en 2009, de la Cidh para conmemorar los 30 años de la famosa visita de la Comisión para recibir las denuncias por desapariciones de personas en plena dictadura militar, Abuelas y la Cidh firmaron con la presidenta Cristina Fernández un acuerdo amistoso en que la Presidenta se comprometía a presentar ante el Congreso Nacional tres proyectos de ley que permitían la renovación del Bndg, la obligatoriedad judicial del examen de ADN y la creación de una fuerza policial que se encargue específicamente de los allanamientos. En diciembre último estas leyes fueron sancionadas por el Congreso. “Hubo voces malintencionadas que insinuaron que estas leyes eran de Cristina contra alguien. Gente que no la leyó ni vino a asesorarse. Estas leyes van a ayudar a que encontremos a nuestros nietos. Este Bndg, que es el mismo de siempre pero con una nueva estructura de funcionamiento, va a mover resortes legales y científicos”, dice Carlotto.

Las 36 personas que trabajan actualmente en el Bndg tienen su continuidad laboral garantizada. En cambio, su director va a ser elegido ahora por concurso. Pasará a depender del ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. Además cambiará su ubicación física. El ministro de Planificación, Julio De Vido, que maneja los bienes inmuebles del Estado, ya se encuentra analizando cuál será la nueva sede. También se están tramitando los fondos necesarios para contar con las nuevas muestras de ADN de todas las familias que buscan a sus nietos. “Mi sueño es que un día todas las Madres dejen sus muestras de ADN”, concluye Carlotto. El proyecto estaría terminado en el segundo semestre dentro de los proyectos de conmemoración del Bicentenario de la Patria.


Fernando Amato


jueves, 18 de febrero de 2010

ICE TEA

Todos los poderosos del mundo sabían que Haití vivía en emergencia, las frías estadísticas siempre lo ubicaban como el país más pobre de América y uno de lo más paupérrimos del mundo. Mucho antes del terremoto no había casa s, ni agua, ni trabajo y los niños eran vendidos o dados en adopción. Nadie hizo nada, incluso después de reuniones específicas sobre “el problema Haití”. Llegó el terremoto y el país olvidado pasó a las primeras planas, al obsceno primer plano donde los “muertos de segunda” pueden ser mostrados sin los resguardos legales ni las coberturas de su rostro como ocurre con los muertos del primer mundo. Los voceros de los causantes y mantenedores del desastre se quejan de que el país no estaba preparado para un catástrofe semejante, se quejan de la ausencia de hospitales y escuelas, se quejan del nivel de analfabetismo, que desde nuestra más tierna infancia supimos por encima del 70%, se quejan como turistas, ajenos. Son los representantes de los medios que ignoraron olímpicamente a Haití. Francia había hecho lo suyo en aquella tierra que fue centro de la enorme rebelión triunfante de esclavos encabezada por Toussaint L’Ouverture en 1791 que envió a sus delegados a la Asamblea de París. Allí, el ciudadano Lavasseur dijo: “Cuando se redactó la constitución de Francia, el pueblo francés no se acordó de los negros desventurados, por ese olvido la posteridad habrá de reprocharnos. Reparemos el error y proclamemos la libertad de los negros”. Por aclamación se aprueba la abolición y los delegados haitianos son llevados en andas. Pero pocos años después Napoleón vuelve todo para atrás, reestablece la esclavitud y decide ahogar en sangre a la república rebelde. Pero los haitianos se organizan y la derrota fue una verdadera humillación para los franceses que deciden aislar la zona liberada. Hace lobby para que nadie reconozca a la nueva república independiente. Los Estados Unidos todavía fuertemente esclavista veía en la “isla de los negros libres” un pésimo ejemplo para sus propios esclavos sometidos de a millones en los algodonales y tabacales del sur. Francia se vengó cobrándole a Haití una de las indemnizaciones más colosales que se recuerde: 150 millones de francos oro, según Eduardo Galeano, unos 21.700 millones de dólares actuales. Lo que siguió fue la invasión norteamericana que llegó en 1915 para quedarse hasta 1934, la explotación neocolonial salvaje, con la complicidad de la oligarquía criolla y mestiza, el saqueo de los recursos del país que quedó desforestado en más de 90% de su territorio, dictaduras como las de los Duvalier y siempre el ninguneo al pueblo de Haití, que se nos presenta como incorregible. En medio del desastre, la luz, miles de voluntarios de gran parte de América latina y el hospital argentino, el único en funcionamiento por días; y la sombra, la ni siquiera solapada invasión de los marines, de los soldados disfrazados a la Irak o Afganistán, el palabrerío de las potencias y la lentitud exasperante de la ayuda ordenada por quienes nunca estuvieron ni cerca del hambre y la necesidad extrema, aunque siempre están a la orden para convalidarlos y provocarlos.

http://www.carasycaretas.org/2243/editorial.asp